LA RELIGIÓN HITITA. "EL GRAN VIAJE DEL ALMA"
La religión hitita tenía un gran número de deidades de culto (los hititas hacen referencias aludiendo a los “Mil dioses de Hatti”) y panteones. Dichas divinidades eran compartidas a veces o tenían sus representaciones con culturas vecinas - destaca el sincretismo- como pueden ser los hurritas, sumerios o los babilonios. Con la centralización del gobierno se intentó asimilar muchas de esas deidades locales para formar un panteón estatal (en Hattusa se encuentra el Gran Templo, que está dedicado el dios de las Tormentas y Montañas). Otras deidades son por ejemplo: la Diosa Arinna, diosa del Sol y protectora de las batallas; Hannahanna, la madre de los dioses del panteón hitita y diosa de la Agricultura; Pirwa, representada a veces en forma de caballo o el dios Teshub, dios del cielo y la tormenta. Las Tablillas de arcilla de Hattusa (capital del reino hitita), halladas en torno al siglo XI, aportaron una gran información acerca de esta civilización, sobre todo en el ámbito religioso respecto a la mitología y a las declaraciones proféticas.
La muerte y la religión, son dos temas muy relacionados pertenecientes a muchas culturas, entre ellas la hitita, en las que interpretan la muerte como un viaje al más allá. El ritual hitita “gran viaje del alma” es un texto datado en torno al II milenio a.C., guardado en archivos de palacio e integrado en la religión oficial. El relato está dividido en distintos pasajes, aunque el comienzo del texto se perdió, por lo que las circunstancias en las que se leía son inconclusas. Así, el primer fragmento que conservamos es la descripción del sueño general de la naturaleza, donde cielo y tierra duermen, haciendo referencia al alma. La defunción por tanto del cuerpo y la liberación del alma son dos sucesos que conciernen a esa alteración del sueño de la naturaleza. El personaje El Deseado es de vital importancia pues es su alma la protagonista, cuya ascensión a los distintos destinos es la que proporciona la información. Una divinidad guía al alma en el más allá o en el Allende. Sin esa guía, el alma puede perderse y llegar a un lugar indebido. El Deseado es el hombre primigenio, de cuerpo mortal pero de alma divina. Por tanto este hombre debe ser destruido, debe morir, para que el alma pueda ser liberada.
Este mito era frecuente en los rituales de los difuntos para que el alma pudiera alcanzar y hallarse feliz en el otro mundo. En el segundo fragmento hace referencia a los dos caminos que el alma podía tomar. Destacamos el tenawas (relacionado con el mar, la inmensidad y el olvido), lugar en el que se podían recibir los ataques de los dioses y no podían disfrutar de buena bebida ni comida. En el lado opuesto encontramos las praderas, estanques y ríos, en donde, a través del rito, las almas disfrutarían del banquete divino del banquete divino y no se verían abocadas a ese olvido en la inmensidad del mar.
Entre la gran diversidad de mitos hititas que han sido hallados, los dos más relevantes y que se han asociado a esta cultura son la historia de la serpiente Illuyanka y los mitos del dios perdido de Telipinu. La historia de la serpiente Illuyanka (nombre que significa serpiente o dragón) trata sobre la lucha del dios del trueno contra la serpiente del mundo. El mito de Telepinu muestra una parte de los rituales que debían de hacer para frenar la cólera y enfado de los dioses, algo que nos puede recordar a la época griega. En este caso el de Telepinu, el cual enfureció y desapareció haciendo que el mundo se volviera estéril. De esta manera las súplicas de la diosa Kamrusepau, la cual le haría un ritual de purificación para calmar esa ira.
En definitiva, la religión hitita es un mundo del que conocemos algunas partes, pero también del que desconocemos un mundo entero. Todos sus ritos, dioses y costumbres seguirán siendo una incógnita para nosotros, simplemente tendremos una serie de ideas análogas sobre los hititas.
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